Hace poco me enviaron un juego portátil quesque para perder mi tiempo durante mi estancia en internet (como si en esta inmensa red hubiera chance de eso) y resulta que el jueguito en cuestión me trajo grandes recuerdos de mi infancia. Cuántas monedas de las que sobraban del mandado habré gastado al jugarlo en la maquinita, junto a otros más que espero algún día también lleguen inesperadamente a mi buzón. El archivo está en rar (comprimido).
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