sábado, 24 de abril de 2010

Otra Historia de México: sobre el nuevo libro que edita el gobierno federal

Se ha puesto a la venta un libro que dice superar los lastres de nuestra historia oficial: visión de los vencedores, legitimación de los gobiernos en turno, silenciamiento de los oprimidos, legado de innumerables fechas sin análisis, recuento de glorias y de daños que justifican violencia, etcétera. Se explica que esta función de legitimadora no aparece en la obra que encabezan Miguel León Portilla y Enrique Krauze. Leámoslo.


En Historia de México se supera una concepción maniquea, afirmó Calderón
Claudia Herrera Beltrán

El presidente Felipe Calderón defendió el libro Historia de México, editado por el gobierno federal con motivo del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución, porque se dan pasos importantes para superar una “concepción maniquea” de la historia, en la que –dijo– no hay ángeles ni demonios, simplemente seres humanos con mayor o menor conciencia de su tiempo.

También se enorgulleció de que en 2010 se celebrará al verdadero protagonista de las efemérides, que es el pueblo anónimo, y no al presidente.

Al presentar esta publicación, la Presidencia de la República, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Fondo de Cultura Económica (FCE), que se venderá en librerías y puestos de periódicos en 39 pesos, aseguró que la historia no la debe escribir el gobernante, sino el historiador, y por eso su gobierno puso al servicio de los profesionales los medios para que puedan difundir entre los mexicanos los resultados de sus investigaciones.

En Los Pinos, Calderón destacó ayer que es importante conocer la historia en su integridad con un criterio científico y no político, para entender aciertos y errores, porque durante mucho tiempo hemos transmitido a nuestros hijos una historia de “héroes y villanos, de los buenos y los malos.

“En la historia, como en la sociedad, no hay ángeles ni demonios, simplemente seres humanos, mujeres y hombres que tienen mayor o menor conciencia de su tiempo y de su responsabilidad con la patria”, explicó.

También afirmó que en los festejos por las efemérides el pueblo será el protagonista, gracias a la democracia, la pluralidad, los equilibrios de poderes y el contrapeso que se ejerce respecto del poder del presidente.

Con ello secundó al historiador Enrique Krauze, quien explicó antes que en 1910 los porfiristas festejaron de manera apoteósica los 100 años de la Independencia y los 80 años de Porfirio Díaz, y en 2010 no hay apoteosis posible, pero sí pluralidad, algo muy preciado y civilizado.
Autor del último capítulo del libro Historia de México, Krauze se preguntó “si los historiadores estaremos a la altura de los tiempos. No lo sé, sólo sé que por fortuna ese juicio no lo tendrá ya don Porfirio ni el Porfirio en turno, lo tendrá quien debe tenerlo en una democracia, lo tendrá el público y la crítica”.

Al escuchar este señalamiento, Calderón se rió y después en su mensaje coincidió con el historiador en que en 1910 México más que festejar la historia celebró a Porfirio Díaz, pero se alegró de que eso no ocurrirá este año.

El historiador Miguel León-Portilla, quien escribió el segundo capítulo del libro, cuyo tiraje es de 250 mil ejemplares, abordó un punto “un poquitín escabroso” en cuanto a que algunos podrán decir que los historiadores prepararon una obra por encargo y que volvemos a la historia oficial.

“Quiero decirles, y me curo en salud, yo estoy seguro de que todos coincidimos en esto, que hemos obrado con entera libertad”, aclaró, para luego señalar: “si nos equivocamos, que nos corrijan”.

Tras agradecer que Calderón haya incluido una presentación en el libro, explicó que éste se inicia con la etapa prehispánica, porque ahí se encuentran los antecedentes de nuestro ser actual y todos nosotros tenemos mucho de indígenas.

El secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, aseguró que esta publicación arrojará nueva luz lejos de cualquier visión oficial de la historia de bronce o de monumentos, como la llamó Luis González y González.

La historia monolítica, en la cual los héroes son semidioses y los villanos figuras demoniacas, no explica nada, tampoco ayuda a comprendernos ni a unirnos, refirió el titular de la SEP.

La Jornada, 24 de abril de 2010.

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