martes, 12 de enero de 2010

Un argumento sólido ante la intolerancia hacia la homosexualidad

En varios sitios de internet y redes sociales se condenó la forma en que el conductor del noticiario Matutino Express, Estebán Arce, se refería despectivamente a los homosexuales como "anormales" y argumentaba pobremente, a modo de comparación, que padecían de una enfermedad que él denominó "demencia animal", la cual origina actitudes sexuales reprobables en los animales (ver). A raíz de esto, varias respuestas se han publicado para demostrar la ignorancia de este individuo; pero sin duda la mejor es la de Luis González de Alba, un excelente divulgador de la ciencia y defensor de los derechos de los homosexuales. Aquí su disertación:

Los animales son omnisexuales

No hay peor tedio que repetir referencias publicadas una y otra vez. Pero las generaciones pasan y los prejuicios resisten la luz de los datos. Así que va de nuevo un repaso, breve porque se llevaría todo el diario uno extenso, acerca de la sexualidad animal no-reproductiva.

El padre de la etología o conducta de los animales, el Nobel Konrad Lorenz, describe cómo los patos se masturban frotándose contra piedras de río redondeadas y tibiecitas; a una pareja de gansos macho que en lagos y montañas alemanes encontraron su Secreto: una tierna historia de estas hermosas aves. (Sobre la agresión, México, Siglo XXI, 1971). Si los gansos macho se unen de por vida, los carneros de montaña también... Algo tienen las montañas y no sólo la denominada Brokeback.

Es que, resulta, señoras y señores, que nadie les ha predicado a los animales que el sexo es para tener crías. Como no lo saben, los guía sólo el placer. Los perros macho intentan el coito anal y no lo logran porque no tienen cómo dirigir el pene, pero los chimpancés lo logran perfectamente... y en presencia de hembras. Los pequeños bonobos, otro primate, son el más indecente caso visto en la jungla: pueden tener al día decenas de relaciones sexuales con hembras, con machos y con la mano... (¿Ya saben lo que todo mexicano dice después de que se la jala?: Gracias, mano).

Estudios realizados por la Oregon Health and Science University advierten que se había documentado antes de 2002 entre un 6 y un 8 por ciento de carneros (el borrego macho adulto) cortejando a otros machos y apareándose exclusivamente con machos.

Pero ya desde los años treinta del siglo XX, R.H. Denniston había encontrado que la conducta homosexual "es casi universal entre los animales" (en Marmor, J. Biología y sociología de la homosexualidad, Buenos Aires, Hormé, 1967). Observa que, en invertebrados, la Naturaleza crea animales hermafroditas o funcionalmente bisexuales, pues producen tanto huevos como esperma. Y en los vertebrados, la homosexualidad aumenta a medida que ascendemos la escala taxonómica hacia los mamíferos. En los lagartos Iguanidae, diez de veintiún copulaciones observadas fueron homosexuales masculinas; en los Teiidae es frecuente que se monten de a tres para copular.

En todas las especies de mamíferos estudiadas se ha observado actividad homosexual frecuente. En el ganado es tan común que se usa a menudo a los novillos para excitar a los toros cuando se desea obtener eyaculaciones destinadas a inseminación artificial. Al utilizar varias veces al mismo novillo, el toro se excita más fácilmente que ante una vaca.

El autor cita las observaciones de McBride y Hebb al respecto de la conducta sexual de los delfines. El macho maduro exhibe un conjunto de métodos para autoestimulación casi tan amplios como los del hombre maduro. "Hubo intentos de masturbación contra los flancos de machos más pequeños y menos dominantes, así como una incipiente copulación con ellos"... además, paidófilos.

Ford y Beach mencionan muchos casos de homosexualidad masculina entre primates gregarios como el mandril. Habitualmente la relación se establece entre un macho maduro y uno joven, a quien el adulto protege. (Beach, F. y Ford, C., Conducta sexual, Barcelona, Fontanella, 1969). De entre las 76 culturas estudiadas por Beach y Ford, todas ellas aún existentes hacia mediados del siglo XX, 64 por ciento consideran normales las actividades homosexuales.

¿Qué sentido tiene ofrecer casos de conducta homosexual en animales si el tema es la homosexualidad humana? Tiene al menos dos sentidos: uno, que refuta el viejo prejuicio de que se trata de prácticas contranatura, ajenas a la naturaleza, si bien es curioso que, en cuanto se argumenta presentando casos de homosexualidad animal, la réplica gira en sentido contrario: ya no somos animales. Y dos, que desde 1859 nos sabemos parte de un largo proceso evolutivo. Nos separan apenas unos siete millones de años de nuestro abuelo común con los chimpancés. Así que la conducta animal, sobre todo la de éstos que comparten con nosotros más del 98 por ciento de los genes, algo nos dice de nuestra conducta.

Normal-anormal

No definir un término es perder tiempo en discusiones donde cada persona lo usa como se le da su real gana. Normal, estrictamente, significa "dentro de la norma", y la norma es la mayoría estadística. No es normal ser mexicano en Finlandia, es anormal; no es normal ser católico en Londres, sino anglicano; es anormal ser heterosexual en un bar gay; es anormal encontrar comentaristas inteligentes en TV, lo normal es que sean burros, ignorantes y prepotentes. Es anormal ser un Einstein o retrasado. Tampoco está en la norma ser homosexual ni ser obispo. Pero el término ha adquirido carga negativa, peyorativa. ¿Anormal significa fuera de la norma común? Entonces el homosexual lo es. ¿Anormal lo usas como sinónimo de enfermo? Entonces te equivocas

Publicado en la columna "Se descubrió que..." de Milenio Diario del 10 de enero de 2010.

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